Acerca
del paro docente que lleva adelante parte del gremio docente neuquino en
reclamo de mejoras salariales por parte del Gobierno de la Provincia , es necesario
estudiar la cuestión de forma detenida y reflexionar sobre el caso, en aras de
comprender mejor sus motivaciones y alcances, y poder emitir un juicio de valor
justo y objetivo sobre el tema.
Una
vez más los neuquinos nos encontramos ante una situación compleja y delicada en
relación a la educación de nuestros hijos, que trae aparejadas consecuencias en
diversos ámbitos, pero de las cuales se puede mencionar a la de la pérdida de
valiosas horas de clase como la que reviste mayor importancia y gravedad a la
vez.
Y
ello porque, si bien la mayoría de los chicos desconoce, o elige picarescamente
no ver la gran importancia de contar con una educación fortalecida, que
contemple todas y cada una de las horas del calendario escolar para obtener
contenidos y saberes, ampliar conocimientos, habilidades y desarrollar
cualidades socio afectivas básicas para la vida en comunidad, la realidad es que
resultan los actores más perjudicados por efecto de cualquier modalidad de paro
en el sector Educación.
Las
oportunidades que los niños y jóvenes pierden cuando se les cercena la
posibilidad de asistir a clases son equivalentes a un tiempo desperdiciado,
improductivo, que en el futuro se traduce en fallas educativas de base que
dificultan considerablemente el acceso y la estabilidad en el plano laboral, la
adaptación a los primeros años de la universidad, y la construcción de una
cultura general y de un pensamiento crítico que son en general herramientas
útiles a fines de modificar la realidad de forma positiva.
Lo
antedicho es uno de los motivos por los cuales la escuela pública, antaño
institución de reconocido valor en la formación de los estudiantes primarios y
secundarios, hoy transita un camino ensombrecido que parece no tener cercano
fin.
Mientras
en el pasado ella fue el baluarte de una educación argentina democratizadora y
de alto nivel, preparando jóvenes para que construyeran el futuro de la Nación en base a una sólida
formación académica y comunitaria, hoy la situación de continua crisis que
experimenta, empuja a los padres a enviar a sus niños a la escuela privada.
Y
ésta última, que no en todos los casos es garantía de excelencia, al menos
brinda la posibilidad a los estudiantes de contar con un calendario escolar sin
mácula, desprovisto de paros y conflictos repetidos que atentan contra el nivel
educativo con el que egresan los mismos.
Pero
el actual paradigma educativo, realmente jaqueado por los paros de algunos
gremios docentes, en el que la escuela privada va tomando cada vez mayor protagonismo
por sobre la pública, ha dejado de privilegiar lo que en algún momento fue una
máxima de suma relevancia del panorama educativo argentino: una formación
escolar libre, gratuita y obligatoria, destinada a todos los niños y jóvenes
estudiantes. Y esto porque no todos los padres se encuentran en condiciones
económicas favorables como para enviar a sus chicos a escuelas privadas, por lo
que sus hijos son esclavos del deficitario sistema escolar público. Y aquellos
que sí pueden costear una educación privada para sus hijos, y eligen hacerlo en
virtud de los continuados conflictos que atraviesa la pública, están siendo
marginados de un derecho que debiera estar garantizado, cual es el goce de una
escuela pública gratuita, seria y eficiente.
Es
por esto que el paro docente que han decidido emprender algunos docentes
neuquinos en estos días, amén de que se encuentren asistidos por derechos
constitucionales y de si las motivaciones que llevan a él son, o no,
justificadas, invita a la reflexión sobre quienes son las verdaderas víctimas
de la situación; los niños y jóvenes estudiantes de Neuquén.
De
forma sobrada hemos oído referencias a la estrecha relación existente entre una
educación de calidad y el desarrollo de los países, lo cual es un hecho
probado, por cuanto no existe nación alguna que no crezca a la par del
intelecto de su capital social. Sin una adecuada preparación académica ni una
formación en valores morales de base para una convivencia ciudadana en armonía,
se vuelve una misión de complejísima resolución el aumento de la calidad de
vida poblacional derivado de un desarrollo humano superior.
Es
claro entonces el papel trascendental que puede cumplir la escuela en el diseño
y conformación de una sociedad desarrollada, y por ende, de un país con un alto
potencial, maduro, inclusivo, equitativo y con fuertes instituciones.
Pero
para que ello pueda materializarse todos debemos tomar consciencia de la
importancia de una escuela responsable y comprometida verdaderamente en brindar
una educación de calidad de forma ininterrumpida.
No
quiere decir esto que exista una voluntad de negar a los trabajadores de la
educación el derecho a formular los reclamos que creen o suponen justos, pero
sí significa que deben entender que existen diversos modos de ejercer esa
potestad, muchos de los cuales no ultrajan los derechos de quienes constituyen
el eslabón más débil en el ecosistema escolar, es decir, los niños y jóvenes
aprendices.
Es
en razón de todo lo anteriormente expresado que me parece importante compartir
este pensamiento con los neuquinos en general, con la esperanza de que, del seno
de una comunidad tan madura como la que componemos, emerja un serio debate que
permita hacer jugosos aportes a tan acuciante problemática como la de la crisis
educativa derivada de los paros docentes.
En
la convicción de que a partir de la reflexión y de la tolerancia podremos
superar el conflicto que hoy genera directas consecuencias sobre quienes más
necesitan de la escuela para continuar aprendiendo, construyendo sus
identidades cívicas y progresando en la integración a una sociedad compleja, me
permito hacer un llamado a todos los neuquinos de buena voluntad a repensar nuestros
roles, nuestras acciones y nuestras decisiones en pos de contribuir al bien
común de la Provincia
toda.
Agradezco
desde ya a todos aquellos que se permitan reparar en estas palabras para
emprender un cambio positivo, y aprovecho la ocasión para enviarles un caluroso
saludo como neuquina, profesora y Diputada Nacional por su provincia.
Resulta sorprendente cómo se omite, exprofeso, del análisis todo tipo de culpa que pueda llegar a tener el gobierno provincial de la situación en la que hoy estamos. El incumplimiento de las paritarias nacionales que establecen un 22% de aumento es un factor que el gobierno provincial prefiere olvidar. La ausencia absoluta de políticas de mejoramiento de la educación, como el caso del calamitoso estado edilicio de muchos establecimientos, son parte del reclamo como así también los problemas con la obra social estatal. El paro no es resultado de un grupo aislado que decidió arruinarles la vida a niños, niñas y adolescentes, sino que es consecuencia de un desfinanciamento integral de la eduación pública en nuestra provincia.
ResponderEliminarSi bien uno puede estar en desacuerdo con la metodología de la huelga, no se puede borrar de esta manera la complicidad del gobierno en haber llegado a esta situación. Desde enero que se pidieron mesas de diálogo que el MPN desestimó en forma permanente. Aclaremoslo de una vez, este año las y los docentes neuquinos no tuvimos aumento alguno, a excepción del 9% ofrecido (y firmado por decreto) que, en la realidad, es una deuda del año pasado.
En definitiva, si bien el gremio puede ejecutar decisiones no del todo acertadas, no es posible realizar un análisis somero de la situación eludiendo las culpas de un gobierno provincial que influye, y mucho, en la situación que vivimos hoy.